Willow Weep for Me
What stranger miracles are there?
-Walt Whitman-
Mientras miro las noticias y once muertos saltan
de la pantalla a mis ojos, las voces de Andy's Bey Sisters
adormecen las paredes que extrañan cartas lejanas.
La Diana Cazadora, esa vecina que inalterable sonríe
a la fuentecita de la villa
(invendible por lo extraña y su Este inclinado)
es regada por un jardinero con sombrero greenfield.
Cada tarde, a la hora de la siesta
llega a espantarle las moscas que como lunares se esparcen
por su rostro de alabastro.
¿Y si la tocase? Quizás la estatua sucumbiría al éxtasis,
se abalanzaría a su cuello para agradecer el milagro
de romper con el hechizo que las brujas invocaran
una noche de marzo.
Pero en realidad la estatua no es mirada. El jardinero sólo quiere acabar,
cobrar su pedazo de creación y largarse al lecho que lo espera
en alguna parte de la ciudad en calma.
Yo lo observo todo desde aquí, a través de esta ventana
donde se posan los pájaros y desde la que a veces,
nostálgica de palabras y afligida por la muerte de lejanas guerras,
veo crecer los retoños de las flores silvestres.
Willow Weep for Me, oh Lord.
Carmen Karin Aldrey
Marbella, 2003
De su poemario inédito Estatuas frente al muro
La Peregrina Magazine (c) 2011