El cuerpo en palabras
A Elena Tamargo
Hoy escribí un poema terrible
a una dama herida
en la profundidad de su existencia
por el destino.
Son letras grabadas en la espalda
de esa mujer
que se niega a interrumpir su andar
dejando sus lágrimas
- huellas innecesarias –
para no perderse entre los vacíos
de esta ciudad húmeda y adolorida
en su interior.
Es la eterna búsqueda del nirvana,
preñada de ausencias,
de pérdidas irrecuperables
entre los atardeceres y las soledades
que cuelgan de los espejos.
Ahora maldigo más que ayer
lo innombrable,
porque la incertidumbre del reloj
me asusta.
Grito algo antipoético
con la urgencia de quien necesita
mucho más que una garganta
para no renunciar a los mañanas
pues nada sería igual sin sus versos.
Hoy escribí un poema impublicable,
son frases inconclusas,
ocultas bajo la luz
a la espera del reencuentro.
Javier Iglesias
Miami, 22/10/2011