conversación con San Francisco de Asís


no sé si por azar
el padre de mi padre se llamaba Francisco
a secas
sin santidad posible
pero también de pueblo quebradizo y falto
de gravedad y espíritu
el padre de mi padre
que como tantos otros me permitió crecer
sin saber que existías Francisco de los pájaros
espejo de aquel niño que vi morir
cuando no hice nada por salvarlo
qué historia tan hermosa
desnudarse en medio de la plaza
apenas vi la imagen
fue como destilar el agua pedregosa del pasado
como entender de golpe el mundo que se inventan
los sueños que se inventan los que no creen en ti
aunque en momentos graves
hayan puedo monedas en tu vaso
confiados en la suerte
esperando favores que solían pagar
con una fe sin brillo y sin enigma
qué bien mi San Francisco
este verso que pones en mis labios
qué bien mis enemigos el hambre la provincia
hubo cierta flaqueza
que fuimos heredando por desgracia
y ahora es tan difícil
abandonar los fuegos terrenales
tan difícil negarnos a la muerte habitual
a los martirios falsos
el padre de mi padre
nos dijo que perdíamos el tiempo
sin embargo qué fue lo que sentimos
cuando vimos arder en medio de la carne tu
pobreza
qué fantasma voló sobre nosotros
para que construyéramos castillos en el aire
fundados en tu nombre
no contestes Francisco no contestes
yo puedo imaginar qué pensarías
si vieras estos campos
que nos están salvando del delirio
si vieras estas caras temerosas tal vez
enfermizas tal vez
pero ancladas al centro de la isla
un poco poseídas por el asombro
de no escuchar tus pájaros
por esa vanidad de habitantes que somos
ay Francisco de Asís
no hace falta que hables para que yo comprenda
tu fe tan especial en los poetas
tu fe tan insistente
en no atar el amor con sobrenombres
no contestes Francisco no contestes
yo puedo comprender
este sabor amargo que pones en mis labios
yo puedo perdonar
la poca fe del padre de mi padre.


Juan Carlos Valls
Tomado del libro Conversaciones con la gloria






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