Para Elena
A Elena Tamargo
Era toda de nube, toda era,
toda canto en un canto suyo el vino,
la más dulce dulzura de sí misma,
lo mejor del mejor de sus asuntos.
La del siempre por siempre, era toda
cascabel en el reino de los reinos
en que reinan las aves y los niños,
las mujeres, los besos y los sueños.
Era toda estatura, toda ella,
del verbo, del amor y del encanto
que su profundidad hizo profundo.
Era toda un saber del siempre todo,
del todo lo del siempre y para siempre,
del reino de los reinos en que reinan
las rosas, las ventanas y los versos,
las cruces, las plegarias y los signos.
Era toda de nube, toda era
la mejor de las notas de su canto,
toda canto en un canto suyo era
la más dulce dulzura de sí misma.
María Eugenia Caseiro
20 de noviembre del 2011