La Peregrina Magazine (c) Todos los Derechos Reservados, 2008-09
Voces del jardín
Mario Meléndez


Un par de versos le bastaron a la hormiga para ganarse el respeto del auditorio. Eran versos alegres, regados con vino y miel, con avellanas y risas de niños. La mosca no corrió la misma suerte. Su acto fue silbado por la multitud en una suerte de complot bochornoso y malintencionado. La pausa y el romanticismo brillaron por cuenta del grillo, cuya voz melodiosa y gastada hizo evocar lejanas canciones de tiempos no menos lejanos. Por su parte el matapiojos, haciendo gala de un histrionismo digno de imitar, arrancó gritos y aplausos, y uno que otro suspiro de entre sus fieles admiradoras. La nota extraña del día estuvo a cargo de la pulga, que entre salto y salto murmuraba un sólo coro interminable: Cada perro es mi hogar. Cada perro es mi hogar. Y así contaron su historia los unos y los otros. Y a la pulga siguió la abeja, y a la abeja el gusano, y al gusano el ciempiés, con versos lentos y embarrados. Y visto al último concursante y finalizado el certamen, el jurado declaró como vencedor a la hormiga. Entre las razones del fallo resaltaron la voluntad, el oficio e imaginación en la construcción de artesanías verbales y juegos de palabras. Un viaje a Isla Negra coronó la actuación de la ganadora. Y qué decir del gusano, quien obtuvo la única mención honrosa y dos pasajes para visitar la tumba de su poeta preferido. Vaya premio. Pero la cosa no se detuvo allí, porque una hermosa fiesta puso la guinda de la torta. Y el zancudo tomó la guitarra, y la hormiga sacó a bailar, y la araña corrió con los tragos, y la abeja pidió recitar el poema premiado. Y hubo risas y lágrimas e infidencias de los más habladores, y todo fue de amanecida y sin censura. Hasta que alguien dio la voz de alerta: Van a regar el jardín, gritó a todo pulmón. Y cada cual buscó un refugio para escapar del diluvio, o mejor aún, para escribir un nuevo poema y así volver por la revancha.

CK Aldrey, "Maleza", técnica mixta sobre lienzo