Odette Alonso, entre luces y sombras
Marlenys Villamar
Odette, la de Tchaikovsky, es doncella transformada en cisne
que danza al amor junto al príncipe Sigfrido.
Únicamente se convierte en mujer durante las noches;
logra ser feliz pero en espíritu, y al morir
por amor o pasión libera del maleficio a quienes también estaban embrujadas.
La otra,
la Alonso (Santiago de Cuba, 1964), poetisa, narradora y ensayista, es presa
igualmente de cierto hechizo: el embrujo
insuperable de las palabras, mucho más peligroso porque puede ser perfecto.
Éste nunca la abandona, como tampoco el riesgo del constante estar sobre la
línea o la atracción permanente por ciudades neutrales donde todos miran con
sus ojos de vidrio.
Como digo
en mi poema homónimo, estar sobre la línea, es una condición vital: La línea
es la medida/ y el deseo […] un paso y nos salvamos/ un solo paso y no volvemos
nunca. Y siempre seducida por las ciudades neutrales, que son un banco
de arena indiferente,/ una llanura virgen./ Nadie levanta su dedo ante el
viajero/ nadie acusa al que pasa sin dejar una huella. Así dije en
"Extraños en la ciudad". ¿Te parezco demasiado predecible?
Los
poemarios Historias para el desayuno (Premio Adelaida del Mármol,
Holguín, Cuba) e Insomnio en la noche del espejo (Premio Internacional
de Poesía Nicolás Guillén) y parte de los cuentos compilados en Con la boca
abierta (publicadoen España en la colección Safo, de Odisea Editorial)
transpiran lo que Pío Baroja llamara"un vaho de rencor contra la vida y
contra la sociedad". ¿Cuál será más fuerte y habrá llegado primero a la
existencia, cuál a la obra?
Ese
aliento llegó ante todo a mi poesía. Habitaba ya en Enigma de la sed, Historias
para el desayuno y Palabra del que vuelve. Y habitaba antes, por
supuesto, dentro de mí misma. Creo que el rencor contra la vida y el rencor
contra la sociedad son uno mismo; no vive uno en circunstancia alguna que no
sea social. En todo caso, el ojo con que he mirado a alrededor y la visión que
he trasladado a mi literatura siempre han sido críticos, a veces ácidamente
críticos. Las percepciones complacientes no me interesan, me ganan los asuntos
conflictivos o el tratamiento conflictuador de los temas amables o aceptados
socialmente. Eso ya aparecía en mi poesía —¿recuerdas aquellas re-visiones de
personajes y sucesos de la historia clásica de Occidente? Eva, Penélope y
Odiseo, Orfeo, Helena, la reina Dido— y también está presente en mi narrativa y
en otros textos de corte ensayístico o reflexivo.
Textos en
los que también pudieras considerar la inclusión de Juan y Judas, ¿a quién
caracterizarías como gay y a quién como heterosexual?
Judas
Iscariote sería el homosexual (aunque no dudo que Juan pudiera serlo también)
Hace años leí un librito, en edición de autor y tiraje muy limitado, titulado El
evangelio apócrifo de Judas. Supuestamente el editor había encontrado el
texto escondido entre otros papeles secretos de la biblioteca del Vaticano.
Según esa historia, que me encantó, la supuesta traición de Judas fue un ataque
de celos porque era Juan de Patmos, el luego apóstol y evangelista, el preferido
del Maestro; para ser más clara, porque el Iscariote había visto a Juan y a
Jesús envueltos entre sábanas en el Monte de los Olivos. ¿Tú por qué me haces
blasfemar, Marlenys?
Ni
blasfemias ni injurias. Paso página y recuerdo constante referencia a los
amigos, pero siempre a los que se fueron, que
perdieron camino y recuerdos, aunque quien
habla de huída también se ha marchado y radica en México desde principio de los
noventa. ¿Lamentos de quienes se llevaron rones e inconformidad, o gritos por
el abandono que sienten los que se quedaron? ¿Catarsis, vanagloria, sentimiento
de culpa?
Ahora que
lo dices, me doy cuenta de que la amistad, y eventualmente su pérdida, es de
los temas recurrentes de mi obra. Tal vez porque es de los sentimientos fundamentales
en mi vida y de las pérdidas más dolorosas. Pero no todos están lejos: Marina,
la amiga de Andrea en "Las dos caras de la luna", está siempre de
buen humor y con el abrazo listo. Y lo están todos los amigos que se reúnen
alrededor de la guitarra de Carlos René en "Poema de Renata". Y los
de Rolando, perversos pero cercanos en "Santa Fe". En la poesía,
claro, la sensación puede ser distinta, porque canta las pérdidas más que las
ganancias, las ausencias más que la compañía. Y lamento, sí, muchas veces
lamento que el tiempo cambiara las nociones y dejara en el pasado algunos
momentos felices. Para ponernos románticas: tiempos que no volverán.
Tanto en
poesía como en narrativa es ocasional la
presencia de la primera persona del singular, contrario al predominio de la
tercera. ¿Difícil desde esta última mostrar el sentir del yo poético? ¿Recurso
involuntario o resguardo intencional para evadir el desnudo?
Trato de
que haya un balance entre primera y tercera personas. A veces la tercera, como
dices, aporta una mirada más imparcial que suele favorecer la intención de
permanecer un poco al margen de los hechos, como simple narrador. Pero tampoco
me aferro a la primera porque es un arma de dos filos: da la credibilidad de lo
autobiográfico o la debilita, porque pareciera la simple narración de un suceso
vivido y no un texto de ficción.
Carlos
Olivares Baró dice que cabalgas serena, inconforme y desgarrada sobre el potro
de una música terrenal, que brota y toma aliento en
el nido del silencio. ¿Te parece?
Del nido
del silencio surgen todas las palabras. El silencio es la circunstancia
esencial de toda escritura. De él se parte y a él se regresa a tomar aliento
para volver a partir. Tiene razón Carlos Olivares.
Coincido
cuando él afirma que el mar es una condena que persigue a los escritores
cubanos. Y en eso no eres excepción. El mar te cubre de pies a cabeza, y
para colmo eres amiga mía, que comienzo con él y termino en él. ¡A que sabes a
salitre!
No sé,
pruébame.
Noto que
cuando no quieres comprometerte con la obra de alguien sólo dices que es
interesante. Vaya, vaya, acabo de encontrar una reseña donde Alberto Lauro dice
que eres, sin duda, una de las poetas más interesantes y ya con sitio
propio dentro del concierto de los poetas de Cuba, y de Latinoamérica...
¿Interesante? ¡Qué querría decir!
No sé, tú…
pregúntale a él.
También
noto tu parquedad a la hora del compromiso. Hay dedicatorias frecuentes a
Darsi y a Teresa Melo, hasta en los poemas más desgarradores, como
"Transparencias": Yo nunca fui la luz/ yo sólo era la lámpara que
su mano encendía/ o el fuego primigenio que ella me descubrió... Una
regresión y posiblemente nos reencontremos con el espíritu de Leopold von
Sacher-Masoch.
"Transparencias"
responde a un poema de Teresa Melo, "Cuaderno del mal amor", que
decía: Una apagó la luz para mayor oscuridad/ La otra era la luz. Pero
exageras: habrá tal vez un par más de dedicatorias a Teresa; ella es, además de
santiaguera y compañera de generación, una amiga muy cercana, especialmente en
los tiempos en que escribí esos poemas. Pero tampoco son tantas, soy bastante
parca para las dedicatorias.
A
propósito de masoquismo, marcas mucho esa relación placer-dolor,
sensualidad-humillación. Por ejemplo, en "Canción del manso
pastorzuelo": Ella alzaba el martillo/ y lo dejaba caer una vez y otra
vez sobre mi frente/ luego abría las piernas/ y yo volvía a entrar en un mundo
cercano a la esperanza. ¿Eres consciente?
Tal
vez sea más sádica que masoquista. Me encanta someter a mis personajes a
situaciones extremas, pero tal vez ese sadismo se vuelve contra mí misma; suelo
ser bastante autopunitiva a veces. ¿Sería, entonces, masoquismo?
En un
estudio acerca del erotismo, Ena Columbié refiere cómo éste comienza a
expresarse por la necesidad del hombre de preambular el acto sexual, al
percatarse de que con la imaginación y un preámbulo ese acto puede realizarse
con mayor goce. Pero hoy, dice ella, lo erótico se vende sin tapujos y va
resultando muy efectivo para el comercio.
Sí, está
demostrado que funciona comercialmente y los mercadólogos lo priorizan. Para no
ir tan lejos, la portada de Con la boca abierta se concibió así
previendo el efecto publicitario de las dos mujeres besándose; no importó
ningún otro criterio ni propuesta. Lo malo es lo que muchos han dicho: ni
siquiera que se vuelva la literatura una mercenaria del sexo, sino que el nivel
literario merme a favor la pornografía fácil. Y de nuevo retomo el ejemplo de Con
la boca abierta: me resulta triste que al ver esa portada se confunda el
contenido de una colección de cuentos que, si bien giran sobre el eje de lo
lésbico, lo tratan con una altura estilística y un trabajo narrativo riguroso,
insertado ese tema en otros tan universales como él mismo. Al plantear mi interés a los de la editorial de
hacer llegar ejemplares a académicos e
investigadores especializados en el tema, me dijeron que ellos ya tenían su
público; no quisiera yo pensar que el público de mis libros se limitara a
un manojo de pervertidos que se excitan con una portada escandalosa.
Mimetismos
aparte, la portada es hermosa
y
provocativa. Cuando la viste por primera vez, ¿pensaste en tu madre y su
reacción?
En mis
jefes más que en mi madre. A ella podía molestarle un poco, pero no se iba a
enterar de nada nuevo. En cambio, pensaba yo, en México una portada así puede
traerte más problemas que felicitaciones. Tal vez me equivocaba, tal vez los
tiempos realmente están cambiando, porque el libro ha tenido excelente acogida.
Retomando
lo homoerótico en el panorama de la literatura cubana, ¿rebeldía ante el
sistema o culto al cuerpo humano que se convierte en vicio preferido de la
época?
Ha habido,
efectivamente, un destape del tema homosexual en la literatura cubana de los
últimos tiempos. No estoy segura de poder explicar esa irrupción, debe haber
causas que los sociólogos tengan más claras, pero no creo que su
sistematización responda a una simple cuestión de rebeldía. Lo cierto es que
aunque el tema ha tenido una presencia recurrente en nuestra literatura desde
el siglo xix y, en esa tradición,
una nueva oleada venía in crecendo desde finales de los ochenta, la
puerta la abrió, de par en par, el Premio "Juan Rulfo" de Radio
Francia Internacional que ganó Senel Paz por "El lobo, el bosque y el
hombre nuevo". La aceptación oficial, aun a regañadientes, de ese
galardón y su conversión años más tardes en Fresa y chocolate fue una
autorización tácita, una brecha por la que se coló todo lo que ya se venía
haciendo y lo que vendría después. Por otro lado, creo que se ha visto
favorecido en buena medida por la degradación de costumbres
que el turismo ha sembrado en la sociedad cubana estas
últimas dos décadas. En la Cuba de hoy, donde se ve y se entiende como
natural la prostitución, el robo y todo tipo de miserias morales, se ha
descargado de manera importante la negatividad con que se miraba y juzgaba a la
homosexualidad hace apenas unos lustros.
Tú que
llevas tanto tiempo fuera –de la Isla y del clóset–, ¿crees que sea difícil,
para los que están dentro, exponer ese tema?
Es mucho
más difícil publicar sobre esos temas fuera de Cuba;
la efervescencia de que hablas es prueba fehaciente de ello. Hay en
Cuba, desde hace un par de décadas, una serie de condiciones –como, te repito, la apertura y el relajamiento moral, pero también
el nivel cultural y educativo– que permiten un tratamiento y una buena recepción, por la crítica y el público, dehistorias insertas en este campo temático, entre
otros, tanto o más problemáticos. Desde los años ochenta la homosexualidad irrumpió en el arte y eso se ha
mantenido hasta hoy.
Pero, la
persistencia del tema va más allá de una simple moda e incipiencia; las modas son temporales. La apertura mundial al
tema es el resultado de la visibilizaciónpaulatina
que el mundo homosexual ha tenido recientemente, desde la propia convivencia
social hasta artes tan conservadoras como la televisión.
Hablando de literatura cubana, el tema está presente, más abierta o más
subrepticiamente, desde Julián del Casal,
Ballagas, Lezama o Piñera, aunque se sistematizó decididamente a partir de
"El lobo, el bosque y el hombre nuevo".
¿No te
parece demasiado estrecho el hilo entre lo erótico y lo pornográfico?
Creo que
lo puedo manejar. ¿O te parece que me paso a veces? Los límites los va poniendo
la misma narración y realmente no es tan estrecha la franja que separa lo
poético de lo vulgar; sobre esa franja se acomoda lo erótico. A veces requiere
hacer un poco de equilibrio, a veces avanza sin temor a las caídas. Lo cierto
es que lo disfruto mucho.
¿Cuántas
veces te has dicho: Cometes el delito de andar tanteando algo que/ los otros
no alcanzan/ pero tampoco entienden/ pero tampoco admiten.../ Los códigos son
viejos/ aunque te los disfracen/ Cuidado con el hacha.../ Cuidado con el hacha?
Toda la
vida me lo he dicho, todos los días lo repito. Pareciera que los otros, en su gran mayoría, no entendieran nada.
¿Se oye muy presumido? La cuestión es que el hacha es como la espada de
Damocles, pende todo el tiempo sobre este pobre cuello desprovisto. Siempre hay
alguien juzgando lo que haces, temiendo que le cambies la comodidad de lo
establecido, de lo fácil. Hasta yo misma lo temo a veces.
¿Qué rumbo
tomó la antología de poesía cubana?
"Las
cuatro puntas del pañuelo. Poetas cubanos del exilio y la diáspora" es una
muestra de textos de más de 150 poetas cubanos desperdigados por todas las
latitudes del planeta. El proyecto ganó en el 2003 el Premio de
Cuban Artists Fund
(CAF), una
fundación de apoyo a los artistas cubanos radicada en Nueva York. Mi interés, mi
objetivo, dada esa misma dispersión de asiento a la que me refiero y a las ya
sabidas contradicciones generacionales del exilio y la diáspora, era que el
libro constituyera una especie de tierra común en la que encontrarnos los poetas participantes y los
lectores, sin importar el lugar donde estemos geográficamente.
La antología fue propuesta
inicialmente a una editorial, pero por razones de retraso indefinido en su plan
de publicaciones, la retiré y actualmente estoy en negociaciones con otras
editoriales.
Por encima de todos tus libros, adoro "Historias para el
desayuno", ¿lo quieres tú de igual manera?
Lo quiero
especialmente, pero a estas alturas tal vez no por encima del resto.
De
tus libros,
cuál consideras el mejor,
el más querido y el menos entendido –al fin y al cabo, no sólo mujeres hay en
sus páginas; también algún que otro hombre o dolor oculto que los
arquetipos han velado.
Creo que,
a reserva de los que vendrán, el mejor poemario es Insomnios en la noche del
espejo. Con la boca abierta es en este momento mi gran consentido.
Uno de los más queridos es Historias…, para qué negártelo. Hubo otro, Visiones,
prositas poéticas publicadas en México en el 2000, que merecía mejor suerte,
pero fue un tiro muy limitado y nunca he podido reeditarlo, no cupo en ningún
otro molde.
Volviendo
al gran consentido. En su contraportada, Ena Columbié resalta que se trata de
relatos arrancados a jirones de cada vivencia y de cada sufrimiento, mientras
Norma Mogrovejo afirma que es sin duda un libro con sentido del humor. Qué pasa
por tu cabeza ante esas cosas tan disímiles.
Supongo
que las dos tienen razón: en el libro hay historias muy dolorosas y
deprimentes, como "Un puñado de cenizas" o "Santa Fe", pero
incluso dentro de ellas suelo utilizar un tono que puede ir de la ironía a la
franca comicidad. "Con la boca abierta", por ejemplo, tiene un
intencionado uso del humor; lo mismo sucede en "Las dos caras de la
luna", donde una historia que pudiera ser trágica está recubierta del tono
ligero que le imprime el personaje de Marina. "Reina de corazones"
es, especialmente en México, un cuento muy simpático, porque incorpora a
Alejandra Guzmán como parte de la trama, como una amiga más de la
protagonista. Entonces creo que ambos criterios tienen su parte
de razón.
¿Todavía
crees que la culpa de todo la tiene Alejandra Guzmán?
En las
presentaciones que ha tenido el libro, en todas, ese cuento, "Reina de
corazones", ha sido recurrentemente mencionado entre los favoritos. Yo no
le tenía tanta fe, pero lo estoy reconsiderando. De modo que Alejandra Guzmán
tendrá la culpa aún de muchas cosas.
Ir de la
poesía a la narrativa ¿tuvo que ver con la necesidad de un discurso más
extenso o fue una estrategia para salir de un género que es, en la literatura,
lo que la radio en los medios de comunicación: una
suerte de cenicienta a la que pocos se adhieren o valoran?
Sí, el
paso de la poesía a la narrativa respondió a la necesidad de otra manera de decir. Pero fíjate
que yo no lo consideraría un tránsito, preferiría llamarle "la llegada de la narrativa", porque no hubo sustitución de
un género por otro ni premeditación alguna: llegó con la misma naturalidad que
otras cosas en mi vida. Te cuento un poco: cuando llegué a México estuve un larguísimo
tiempo, años, sin escribir nada, prácticamente muda. Una tarde de lluvia me
senté ante la máquina de escribir y, en un proceso casi fisiológico, salió de
un tirón "Examen final", mi primer cuento, y acto seguido, también de
un tirón, "Santa Fe". Estaba como en estado de posesión, asistiendo a
mi propio estreno. Ahí empezó todo.
Pero no
termina. Hay matices en tu poesía que la narrativa no alcanza.
Poesía y
narrativa son géneros distintos, con sus propias características y no es
conveniente compararlos ni buscar en uno las esencias del otro. Ya te decía que
la narrativa llegó porque necesitaba otra forma de decir para algunas cosas que
no alcanzaban a expresarse en el formato poético. Para mí la experiencia ha
sido fascinante. Y me he divertido más de lo que he sufrido, a pesar de ese
desgarramiento que parece asomarse con más confianza a la narrativa, porque lo
ha apreciado más de una persona.
No sólo en
los cuentos sino en algunos de tus poemas
emergen homicidios y suicidios perfectos para guiones de cine. Una suerte de
homicidio social –la gente, el grupo, confabulándose para matar a alguien que
casi siempre es un amigo. Pero eso no sucede con el suicidio–en tus libros, se suicida una persona, no un grupo.
¿Quién se
suicida en mis libros, Marlenys? Refréscame la memoria, por favor.
El
suicidio aparece a veces implícito y otras no, pues de eso se trata, de
insinuar. En "Agenda para olvidos voluntarios": Laura dice que la
muerte es un remanso/ Oh muerte / espacio fiel para la duda/ cualquiera es
transeúnte para siempre/ y asesina su espectro./ Ella encontró la puerta/ nadie
aparece detrás de su memoria./ Laura tampoco existe/ es un fantasma. En
"El arquero": Mientras tenso la cuerda/ ella me mira/ indiferente
se aleja da la espalda/ y yo disparo la flecha contra mi corazón.
En "Túnel de línea": Estoy sola y desnuda en medio de la noche/ la
luz rompe en mi cara/ tal vez sea mejor cerrar los ojos…
¡Interpretaciones!...
Ninguno de esos poemas intentaba referir un suicidio,
entendido como matarse físicamente a sí mismo. Pero el lector interpreta,
efectivamente.
Hay
alusiones o escenas que pueden ser interpretadas como tales, incluso amenazas
un poco más serias, como la que narra la protagonista del cuento "Examen
final", tan perdidamente enamorada de su profesora, que no ve otra salida
a la imposibilidad de ese amor… pero el acto de quitarse la vida no se concreta
en ningún caso. Tengo que confesarte que me interesa el tema, de hecho me ha
estado dando vueltas en la cabeza por años, pero es una experiencia difícil de
recrear, porque quien la intenta, la mayor parte de las veces no puede hacer el
cuento.
¿Te he
dicho antes que tienes madera para la novela negra?
No me lo
ha dicho nadie, pero lo sé. Más que saberlo, me encantaría.
Marithelma
Costa te encuentra cierto tono misterioso y sugestivo que linda con lo
siniestro.
Mucha de
la literatura que leí en la adolescencia y primera juventud era de intrigas y
misterio. Todavía disfruto mucho esos temas, son mis favoritos. Sin embargo, en
lo creativo, me acerco a la literatura negra con un poco de temor y de respeto.
Tengo un cuento inédito, "Hotel Pánico", que es una incursión mucho
más clara y directa, con cadáveres, pistas y detectives. Pareciera el inicio de
una novela, porque el crimen no se resuelve; al contrario, las pistas
parecieran diluirse, desaparecer. Pero no me atreví a pasar del punto y aparte.
Si te
pidieran únicamente dos piezas, ¿escogerías el "prólogo para la antología Las cuatro puntas del pañuelo" y
el poema "Dedo que no tapa el sol"?
Incluiría
sin dudas el cuento "Un puñado de cenizas" y tal vez los poemas
"Candela como al macao" y "Extraños en la ciudad". O tal
vez cambiaría uno de ellos por "Los amantes de Pompeya". O por
"Eva o el pecado original". O por "Transparencia". O por
"Fábula del aguador y la ciudad de enfrente". ¿Ves
? Se van quedando rezagados el prólogo y el poema.
En ese
prólogo dices que la cultura cubana ha sido siempre "extremista,
beligerante, de exclusiones y discriminación, de insilios y exilios, de grupos
de poder haciendo a un lado o aplastando inmisericordemente a las corrientes
alternativas o diferentes". ¿Te has sentido aplastada
sin misericordia o has formado parte de los que atacan y excluyen?
De
los dos, dependiendo el momento. Cuando uno hace una antología o una revista, o
dirige un centro cultural o una organización artística, se inviste del poder de
seleccionar lo que quiere y rechazar lo que no responde a sus objetivos o
intereses; ésa es una forma de exclusión que seguramente he practicado (y
practicaré) en infinidad de ocasiones. Por el otro lado, la generación de los
ochenta, a la que pertenecí, fue vigilada y arrinconada en Cuba, acusada de
hipercrítica, cuando no de contrarrevolucionaria. Y al salir de la isla, como
uno nació dentro de la Revolución, vivió en Cuba más de dos décadas y está
asentado en un punto del planeta que no es Estados Unidos, haga lo que haga
siempre es visto con desconfianza por los exiliados de verdad, por
considerársele como revolucionario, cuando no como espía del gobierno cubano.
Entonces, somos rechazados en Cuba por gusanos y traidores a la patria,
y en el exilio por procastristas y chivatos. Di tú…
Camila
Bestevich dice que debes tener la paciencia necesaria para que se te haga
justicia crítica. ¿Cuál crees que sería el reverso menos cruel de la
moneda?
Ése en
donde pudiera ser feliz sin hacerle daño a los que están cerca. Ése donde uno
encuentra el amor y puede aposentarse en él con toda calma, con deleite.
Más
que colores, lo que usas casi siempre son destellos: luces, rayos,
relámpagos, ruidos que alumbran, lámparas de muerte... Y las sombras –también
de principio a fin. Te veo entre luces y sombras.
Me gusta,
me gusta mucho. Creo que es una imagen muy cercana a lo que soy. Porque recuerda
que "yo nunca fui la luz/ yo sólo era la lámpara que su mano encendía/ y
el fuego primigenio que ella me descubrió".
Lámpara, fuego primigenio, mujer que deambula aunando soledades con un miedo
universal a que no quede ni la noche. Ángel,
deseo de saltar detrás del ojo, grito que implora una
y otra vez que no vayas a aplaudir la bofetada. Odette Alonso, no la de
Tchaikovsky, pero... cisne al fin, al acecho de Leda.
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