Herida la Cicatriz se impone al olvido.
La ventolera de la nostalgia
rasga la huella,
silban sus ráfagas
en las banderitas de la fiesta rota;
mi barca su fuerza lleva
a mares sin orillas,
al puerto de la propia herida.
Me enrosco en mi:
caracol donde se añeja el eco
del silencio.
Ulises Regueiro
La Peregrina Magazine (c) 2011